Diamantina Covarrubias es una de las beneficiadas por el avance logrado por oftalmólogos del recinto, quienes comenzaron a implantar lentes premium para corregir astigmatismo severo en pacientes con cataratas

 

“Desde los 7 años que usaba esos lentes bien gruesos, tipo poto de botella, que hacen que el ojo se veo chiquitito, pero ahora ya no los necesito porque veo maravillosamente bien gracias al Hospital”. Así de simple se puede resumir la experiencia vivida por la señora Diamantina Covarrubias Silva tras su intervención, quien sufría de astigmatismo miópico y cataratas, por lo que a corta distancia prácticamente no veía nada. Sin embargo, hoy asegura que puede ver la vida de otra manera.

 

Esto fue posible gracias a un gran esfuerzo por parte del recinto de salud en términos logísticos y económicos, que hoy permite a sus oftalmólogos incorporar dentro de sus prestaciones la utilización de lentes premium para corregir el astigmatismo severo en pacientes operados de cataratas.

Estos lentes denominados “tóricos”, no solo corrigen la miopía y la hipermetropía, sino que también y a diferencia de los comunes, mejoran todo el defecto óptico para lejos producido por el astigmatismo por lo que serán utilizados en los casos más severos, en donde la intervención tradicional de catarata no es suficiente.

“Nuestros usuarios más complejos merecen la posibilidad de acceder a un lente sofisticado como este, por lo que agradecemos a las autoridades, ya que mediante un sistema de licitación pública lo incluimos dentro de nuestras prestaciones y ha sido un enorme progreso y un avance importante para la calidad de vida de los pacientes”; aseguró el Dr. Rodolfo Manríquez, Jefe de Oftalmología del Hospital San Camilo.

Por su parte, el Dr. Nicolás Leiton, dio cuenta de lo exitoso del procedimiento aplicado en el Sra. Diamantina, quien ya está de alta con óptimos resultados.

“Ella sufría de cataratas y un astigmatismo miópico muy severo, por lo que la cirugía consistió en extraer la catarata y colocar este lente tórico. Tras sus controles, ella ya no depende de lentes pues aumentó considerablemente su agudeza visual”, aseguró el profesional.

Hoy, esta sanfelipeña de 56 años que tenía temor de ser intervenida, está feliz. “Ya no siento vergüenza de un tema que me marcó toda la vida, pues incluso dejé de trabajar por la mala visión que tenía y pensaba que esto no tenía solución, pero gracias a los doctores y a Dios, tuve un vuelco total y pude acceder a esto por lo que estoy más que agradecida”.

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