Instaló 3 televisores LED para que los pequeños hospitalizados puedan entretenerse durante su permanencia en el recinto asistencial

En tiempos donde nadie escucha a nadie, En tiempos donde todos contra todos, En tiempos egoístas y mezquinos, En tiempos donde siempre estamos solos, hay alguien que se aferra al amor para cambiar el orden de las cosas. Este es el caso de Verónica Lazcano y su hermosa historia junto a su ahijado Nicolás, un menor de dos años y medio que desde su nacimiento ha estado hospitalizado en el San Camilo, debido a sus múltiples patologías y la imposibilidad de su madre de hacerse cargo de él completamente debido a una enfermedad que la mantiene en silla de ruedas.

Pero el amor siempre encuentra la forma. Y por lo mismo, su madrina, prima del padre de Nicolás, se enamoró de él desde la primera mirada y no ha parado de acompañarlo en este duro proceso. Es ella quien cada semana concurre al establecimiento llevando todo lo necesario para que el Nico no le falte nada. Cada día, las paramédicos y enfermeras encuentran en una caja púlcramente ordenadas las bolsas con las mudas que requiere el menor, así como las cremas y todo lo utilizado en su cuidado. “Él es un sol, me da una alegría que no se encuentra en otra parte”, asegura Verónica, mientras abraza y regalonea a su bendición.

“Ayudar al prójimo vale más que cualquier cosa, muchas veces vemos que hay gente que tiene mucho y no aporta nada, por lo que finalmente solo tiene plata. Por lo mismo al ver que hay otros menores como Nicolás, decidimos como familia hacer algo y ayudar”, continúa su relato.

Según cuenta, querían tenerle un televisor a Nicolás, pero al ver que muchos menores que están un par de días en el recinto no contarían con el beneficio, se organizaron como familia, hicieron un bingo interno entre ellos y juntaron el dinero para comprar 3 televisores, los cuales se aseguraron de donar con los correspondientes soportes para que se instalaran de inmediato.

“A algunos menores sus padres les traían tele, pero no a todos y aquí debemos ver una realidad que mucha gente desconoce, que habla de abandono, falta de recursos y pequeños con realidades que no se las desearía a nadie, ellos no tienen la posibilidad de ver una película mientras están acostaditos, por lo cual esta donación es un gran acto de amor que beneficia a muchos niños y niñas que acá reciben el cariño que en otros lados les es negado”, aseguró Paula Reyes, enfermera supervisora del servicio pediátrico, agradeciendo la donación.

Lamentablemente, esta historia de genuino amor tuvo un triste final. Nicolás no pudo más con sus enfermedades y falleció esta semana rodeado de todo el amor en medio del escenario de juguetes y adornos infantiles que su madrina había montado para su diaria entretención. Si bien, su deceso era esperable, Verónica no da más de dolor, pero su ejemplo nos deja una lección imperecedera: Nunca es tarde para cambiar el orden de las cosas y tal como lo descubrió al conocer a Nicolás, el amor es la respuesta.

 

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