Vendedor ambulante está muy agradecido del Hospital San Camilo ya que mejoró su calidad de vida personal y laboral

Miguel Ormeño Sandoval es un comerciante ambulante que todos los días se ubica en las afueras de una conocida distribuidora de calle Prat. Hoy está feliz, pero no siempre fue así. Oriundo del norte, hace más de 20 años estaba casi ciego, décadas al borde de no ver nada de nada. Pero llegó a San Felipe y su vida cambió. Cambió cuando escuchó una noticia de que en el Hospital San Camilo habían comenzado a trasplantar córneas mejorando la calidad de vida de personas como él.

No lo pensó dos veces y le pidió a su hija que lo llevara donde la Dra. Valeria Oliva Biénzobas, quien comenzó haciendo estas intervenciones pioneras en el Valle. Cuando consiguió hora, todos sus anhelos y esperanzas se convirtieron en realidad, pues la oftalmólogo lo sumó a sus pacientes a trasplantar al cumplir con todos los requisitos.

“Me cambió la vida, no sé como agradecer lo que hicieron por mí, por muchos, muchos años no veía nada y ahora tengo las dos córneas nuevas que me permiten desenvolverme solo, por eso doy infinitas gracias al Hospital, en especial a Dra. Oliva que es como un ángel para mí y, por su puesto, a quienes donaron estas córneas, pues sin este acto generoso nada de esto sería posible”, aseguró Don Miguel mientras ofrece sus productos a quien pasa por la calle.

Lo anterior lo ratifica la Dra. Valeria Oliva Biénzobas, encargada técnica de trasplante de córneas y quien ha sido pionera en la realización de estas intervenciones en el Valle del Aconcagua. “Don Miguel técnicamente tenía ceguera legal bilateral, es decir, no veía más allá del 20% de una visión normal, lo que en la práctica es solo ver bultos, siluetas, por lo que pudo entrar en nuestra lista de espera y prontamente ser intervenido del ojo derecho y ahora del ojo izquierdo con excelentes resultados, ya que no ha tenido rechazo del órgano y su visión ha mejorado considerablemente, pudiendo recobrar sus funciones y su autoestima, pues cuando llegó estaba muy desanimado y hoy es todo alegría”.

Aunque la oftalmólogo asegura que todo el proceso se cierra alrededor del año de evolución, es optimista respecto del éxito de los resultados, ya que los primeros meses son los cruciales. Por su parte don Miguel insiste en que esto fue algo maravilloso que no esperaba. “Hoy puedo caminar tranquilo sin caerme, conversar mirando a quien me habla y hacer una vida normal. Mi vida cambió en 180 grados y todo se lo debo al hospital y a la Dra. Oliva y su equipo, pues gracias a ellos ya no dependo de mi familia para movilizarme o hacer mis cosas, estoy feliz, realmente feliz”.

 

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